Este domingo se llevará a cabo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales Brasil 2018. Por un lado, tenemos a Bolsonaro, apodado el “Trump” Brasileño por sus polémicos comentarios, que representa la extrema derecha. Y por otro lado está Haddad, quien representa la continuación de la izquierda populista de Lula.

De hecho, la historia brasileña ha estado marcada por continuos cambios en el modelo económico, como se vio luego del gobierno de Cardoso con la entrada de Lula en el 2003 y luego de Roussef a Temer en el 2016. En el caso de Lula, impulsó programas asistencialistas y populistas, llenos de subsidios. Y las condiciones externas favorecieron su gobierno: auge de materias primas y mayores flujos de capital; lo cual le permitió financiar sus programas sociales, generándole gran popularidad.

Roussef continuó con los programas de Lula y aumentó el estatismo, congelando los precios de los combustibles y controlando artificialmente las tasas de interés. Además, enfrentó un contexto internacional desfavorable, con caída de precios de materias primas, aumento de la inflación y explosión de las cuentas fiscales, lo que contribuyó a la peor recesión de Brasil (10% de contracción del PIB en dos años 2015-16 y un déficit fiscal de más de 8%). Ello, sumado a los tremendos escándalos de corrupción, detonó su caída.

El actual presidente Temer, quien tomó la posta, trató de cambiar el modelo con una serie de reformas fiscales, pero sin mucho éxito debido a la impopularidad de las mismas y a su poco capital político.

Las próximas elecciones Brasil 2018 podrían significar otro cambio en la dirección de las políticas económicas con Bolsonaro o una continuación de la herencia de Lula con Haddad.

Las principales reformas necesarias son: privatización de empresas públicas ineficientes, eliminación de subsidios, independencia del banco central y, lo más importante, la reforma de pensiones. Actualmente el gasto fiscal de las pensiones representa casi el 13% del PBI, lo cual tanto por su crecimiento exponencial, como por el incremento del déficit fiscal, se vuelve insostenible.

Bolsonaro es el favorito por los electores y por el mercado; es el único considerado capaz de implementar las reformas.

Desde que se mostró como favorito en las encuestas, la bolsa de valores de Brasil ha subido 17%, lo cual demuestra el optimismo del mercado. En caso de que él sea elegido, su reto sería gobernar con un congreso fragmentado. Y es necesario considerar que la aprobación de los cambios constitucionales, como la reforma de pensiones, requiere de las dos terceras partes de los votos en ambas cámaras.

Las reformas serán esenciales para el crecimiento a largo plazo del país, ya que Brasil se encuentra actualmente en un punto de inflexión. Si quien resulte presidente en las elecciones Brasil 2018 no puede implementar las reformas necesarias, la economía brasileña podría sufrir nuevamente un duro revés.

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Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio