El año pasado, el economista Mohamed A. El-Erian publicó el best seller denominado “The only game in town”, haciendo referencia al papel que estaban teniendo los bancos centrales en el mundo para sostener el crecimiento económico. En él argumenta, entre otras cosas, que muchas economías desarrolladas han dependido en gran medida de las operaciones de los bancos centrales para sostener el crecimiento económico y al mismo tiempo la fortaleza de los mercados financieros. La tesis recoge gran parte de la dinámica de los mercados casi desde la crisis financiera del año 2008.

Sin embargo, con la elección de Donald Trump en EEUU, el consenso sobre la vigencia de dicha tesis cambió. Se pensaba que las condiciones de mercado podrían variar considerablemente ante el fuerte estímulo fiscal ya sea por reducción de impuestos o por gasto en infraestructura en EEUU, la desregulación de algunos sectores y el proteccionismo comercial que planteaba la propuesta económica de Trump. Ello debería generar un surgimiento de la inflación en EEUU y un fortalecimiento del dólar. Ante dicho escenario, surgió el denominado “Trump Trade”, con un crecimiento bastante fuerte en el precio de los activos que se podrían beneficiar con el nuevo régimen económico. En este contexto, también el papel de los bancos centrales en el orden económico perdería cierto protagonismo, quienes además estarían prontos a acelerar el retiro de los estímulos monetarios.

Con el paso del tiempo, las propuestas económicas de Trump empezaron a causar desilusión, en algunos casos por la falta de ideas concretas para materializarlas y en otros por la inviabilidad política para implementarlas, principalmente por la oposición del congreso de su propio país. Entonces, los retornos esperados de los activos que más se hubiesen beneficiado con el “Trump Trade” empezaron a converger.

Por el lado de la economía real, si bien el crecimiento económico sí se está dando, las economías desarrolladas no han logrado generar inflación, que era el principal sustento para comenzar con el ciclo alcista de tasas de interés y el retiro de los estímulos monetarios. Es por ello, que el ciclo alcista de tasas, que ya estaba de alguna manera incorporado en las valorizaciones de los activos financieros podría ocurrir en una velocidad mucho menor y con ello, los retornos esperados de muchos activos podrían cambiar. Por ejemplo, en la última reunión de la FED, los miembros dejaron entrever que, a pesar del crecimiento económico, el camino de normalización de la política podría ser más lenta.

Con los bancos centrales teniendo aún protagonismo en los mercados financieros y con el “Trump Trade” bastante desgastado, tendría sentido seguir pensando que la tesis de Mohamed A. El-Erian tiene vigencia.

Gran parte del retroceso en el valor del dólar este año se debe a estas tendencias. En lo que va del año, el dólar ha caído cerca de 7% versus la canasta global de monedas, lo cual podría seguir siendo la tendencia en lo que resta del año.

Artículo publicado en El Comercio.