El año 2017 fue un excelente año para los mercados financieros en términos de retornos, pues casi todos los activos financieros de riesgo tuvieron fuertes ganancias. La bolsa de EEUU subió más de 20%, mientras de que las bolsas de los países emergentes subieron en promedio más de 30%. La razón principal fue el contexto de mayor crecimiento mundial y la disipación de los principales riesgos políticos. Luego de ello, el primer mes del año arrancó con pie derecho, con una racha adicional de subidas muy pronunciadas, en donde sólo en un mes, las bolsas de los países emergentes subieron más de 8%.

El mes de febrero, empezó con fuertes caída en los mercados financieros, y las pérdidas fueron casi igual de fuertes que las ganancias de enero y se borraron todas las ganancias del año. La razón principal de esta caída fue la expectativa de un incremento más fuerte de las tasas de interés en EEUU ante un incremento de las expectativas de inflación. Durante mucho tiempo, la inflación en EEUU estuvo contenida mientras la economía mostraba signos de recuperación, sin embargo, el riesgo sería que este crecimiento sobrecaliente la economía y genere un repunte de la inflación a un nivel más allá del deseado, lo cual podría ser un problema para la estabilidad de la economía más grande del mundo. Las expectativas de inflación cambiaron porque la data de empleo y de salarios mostraron un crecimiento por encima de lo que se pensaba.  

Si bien las mayores expectativas de un incremento más acelerado de las tasas de interés podrían generar una mayor volatilidad en los mercados, que es lo que estamos viendo, es importante entender los fundamentos de ello. Por un lado, una tasa de interés más alto tiene un impacto negativo en los instrumentos de renta fija (ello por la relación inversa entre la tasa de interés y el precio de los bonos). En el caso de los activos de renta variable, una mayor tasa de interés implica un ajuste en la valorización de los activos por una mayor tasa de descuento. De otro lado, una mayor tasa de interés implica un mayor costo de financiamiento y una desaceleración en el crecimiento económico. Por ello han reaccionado negativamente los precios de los activos financieros, lo cual fue acrecentado por un mercado que venía de subidas muy fuertes y cuyas valorizaciones en algunos casos se encontraban fuera del rango de lo considerado barato.

Sin embargo, a pesar de ello, es importante tener en claro que las expectativas de una mayor inflación, que gatillarían una subida en las tasas de interés, se debería a un mayor crecimiento económico, sustentado en buenas cifras de crecimiento del PBI, crecimiento en la actividad industrial, incremento del empleo, mayor consumo y mayores salarios. Ello es positivo y una moderación del crecimiento para que la inflación no suba mucho no sería saludable para la economía. 

Los mercados sobre reaccionaron ante la posibilidad de que una mayor tasa de interés pueda mermar los retornos futuros, pero aún hay razones para estar optimistas, pues el crecimiento económico mundial sigue estando bastante sólido, las utilidades de las empresas siguen sorprendiendo al alza y la inversión en inversiones productivas siguen bastante sólidas.

Artículo publicado en El Comercio.