El principal riesgo visible para el crecimiento económico mundial en el corto plazo es una escalada de las tensiones comerciales entre EEUU y China. En los últimos días hemos visto un endurecimiento de las negociaciones y con ello fuertes caídas en los mercados financieros.

En caso suceda, su impacto sería muy grave, pues podría significar un riesgo para el crecimiento mundial, con consecuencias negativas en casi todos los países. La probabilidad de ocurrencia sería relativamente baja; sin embargo, la tensión entre ambas naciones se viene incrementado en los últimos días.

EEUU inició el conflicto, primero con declaraciones bastante agresivas y luego anunciado medias concretas en donde impuso un arancel de 25% sobre un monto US$50 mil millones a productos provenientes de China, con la amenaza de que, si China respondía, el monto se iba a incrementar. Y obviamente China respondió, lo que hizo pensar de que las probabilidades de una escalada en el conflicto aumentarían.

Las medidas anunciadas hasta ahora tendrán un impacto limitado en China, de cerca 0.1% de su PBI, en lugar de crecer 6.8% crecería 6.7%. China viene aplicando un cambio en su modelo económico desde hace algunos años, de uno exportador a uno basado en el consumo interno, lo cual mitigaría el impacto de una guerra comercial. Las exportaciones netas representan sólo el 2% del PBI de China, frente a un pico del 9% en 2007.

Por el lado de EEUU, el daño sería mayor. Una guerra comercial pondría en peligro los empleos en fábricas y granjas estadounidenses creadas por un crecimiento de casi 600% en las exportaciones hacia China desde que ese país se unió a la OMC hace 16 años. Incluso las importaciones de China crean muchos empleos en Estados Unidos. Por ejemplo, empresas como General Motors venden más vehículos en China que en los EEUU; Boeing entrega más aviones a China que a los EEUU.; China contribuye aproximadamente con el 15% de las ganancias globales de empresas como Apple, etc. Más aún, los aranceles significarían un incremento en los precios de manera directa para los consumidores de EEUU. Adicionalmente, esto tendría una repercusión política en el mismo Trump, pues los productos que China ha seleccionado para gravar con aranceles que provienen de estados en los que Trump necesita para ganar las elecciones congresales de noviembre.

La economía de China continúa beneficiándose de un entorno macroeconómico favorable y su compromiso de continuar abriendo su economía, incluso en un escenario de guerra comercial debería mantenerse. El auto abandono de EEUU de su papel como líder mundial en asuntos económicos presenta una oportunidad única para que China incremente su hegemonía económica y financiera mundial. Es poco probable que China utilice otras armas para contrarrestar a EEUU, como una venta de bonos de EEUU o una devaluación de su moneda para ganar competitividad, pues esto podría desestabilizar los mercados globales y socavar la creciente reputación de China como un actor global responsable.

Trump estaría librando una guerra comercial sin aliados, y auto infligiéndose un intenso daño interno, que parecería no tener mucho sentido. Es probable que esto termine luego de más escaramuzas con un pacto que asegure una mejor protección a EEUU con respecto a la propiedad intelectual de las industrias de robótica e inteligencia artificial, lo cual podría ser lo que finalmente estaba buscando Trump.

Artículo publicado en El Comercio.