En lo que va del año, los mercados bursátiles en el mundo vienen mostrando sólidas ganancias. Las bolsas de los países desarrolladas vienen subiendo de cerca de 10%, mientras que los mercados emergentes cerca del doble de dicha cifra. La razón principal de este despegue fue la disipación de algunos de los principales riesgos que marcaron la pauta de los mercados financieros desde el año pasado. Estos eran principalmente cuatro: los riesgos políticos en Europa; la incertidumbre con respecto al crecimiento de la economía mundial (principalmente de China); la incertidumbre sobre las políticas económicas de Trump y por último los efectos de la normalización de la política monetaria en los países desarrollados.

Por el lado de los riesgos políticos, éstos ya están muy contenidos y los rezagos son bastante menores, como por ejemplo: las elecciones en Italia, o las negociaciones para la implementación del Brexit. Con el desenlace de las elecciones en Francia, el riesgo político disminuyó considerablemente y con ello las valorizaciones de los activos financieros reflejaron rápidamente el valor que se mantenía oculto.

Por el lado del crecimiento mundial, las cifras macroeconómicas muestran solidez. En EE.UU. continúa el rebote en la actividad industrial y manufacturera, y el consumo doméstico se mantiene como un motor importante de crecimiento. Ello se ha visto reflejado en mayores utilidades de las empresas. Por ejemplo, en el segundo trimestre las compañías que cotizan en la bolsa de EE.UU. reportaron un crecimiento de 12% en utilidades. Por el lado de Europa, con excepción del Reino Unido, la economía también mantiene los sólidos fundamentos, tanto por el consumo interno, como por las exportaciones hacia el Asia. Por el lado de China, contrario a lo que se pensaba hacia comienzos de año, la economía sigue creciendo a tasas por encima del 6.7% de manera sostenida, lo cual es bastante relevante al ser ésta la segunda economía más grande del mundo y con ello un soporte importante para la economía global.

Los dos primeros riesgos identificados han sido disipados casi por completo, mientras que los últimos dos aún continúan vigentes. La materialización de estos últimos podría tener un impacto negativo en el mercado. Por el lado de las políticas económicas de Trump, que incluyen tanto la viabilidad de los impulsos fiscales planteados, como las relacionadas al proteccionismo comercial, aún continua la incertidumbre. La capacidad de implementar sus propuestas ha sido bastante limitada y ello ha tenido un impacto en la moderación de las exceptivas de crecimiento económico. Por el lado de la política monetaria, la velocidad en el retiro de estímulos podría complicar la liquidez de los mercados y con ello generar cierta volatilidad.

Finalmente, es importante tener en cuenta que luego de una subida tan fuerte en los precios de los activos, las valorizaciones muestran escenarios más optimistas que pesimistas, y con ello el surgimiento de algún riesgo no conocido, como podría ser algún conflicto bélico entre EE.UU. y Corea del Norte podría causar una corrección importante en la valorización de los activos financieros.

Artículo publicado en El Comercio.