La regla de Taylor, es una herramienta muy utilizada en política monetaria para definir el nivel de la tasa de interés de referencia. De manera simplificada, esta regla explica el nivel de la tasa de interés en función de 2 variables. La primera es la diferencia entre el crecimiento del PBI potencial y el crecimiento estimado del PBI. El crecimiento del PBI potencial es aquel que debería tener el país para que no se afecte el empleo y el bienestar social. Mientras mayor sea la diferencia entre estos crecimientos, mayor sentido tendría una política monetaria activa. Una bajada en la tasa de interés debería tener un efecto reactivador en la economía.

La segunda variable, y es la que normalmente hace al banco central actuar con más cautela cuando busca aplicar una política monetaria expansiva, es la brecha de inflación, medida como la diferencia entre la inflación objetivo del banco central y la inflación proyectada para los próximos meses. En caso la inflación proyectada se encuentre muy por encima del nivel objetivo, el banco central no podría bajar la tasa interés para estimular el crecimiento, sino por el contrario, tendría que subirla para forzar a que la inflación esperada disminuya y se acerque a su objetivo, a pesar del efecto negativo que podría tener sobre el crecimiento.

En el contexto actual, el crecimiento estimado del PBI ha sido revisado considerablemente a la baja, con una brecha de cerca de 1.5% con respecto al PBI potencial, principalmente por la paralización de la inversión. Adicionalmente la viabilidad de aplicar un estímulo fiscal es complicada, principalmente por problemas de capacidad y velocidad de ejecución. Por ello la política monetaria expansiva podría ser una opción para darle impulso a la demanda interna.

Por el lado de la inflación, felizmente, esta parece estar controlada, y desde ya varios periodos se encuentra convergiendo hacia la banda objetivo del banco central. Adicionalmente, el tipo de cambio, que es un canal importante por el cual una subida del dólar se traslada a la inflación, está controlado e inclusive muestra una tendencia hacia el fortalecimiento del sol. Ello en un contexto de moderación en las expectativas de subidas de tasas por parte de la reserva federal de EEUU.

Ante las menores exceptivas de crecimiento económico y la moderación de la inflación, el banco central ha venido aplicando una serie de estímulos monetarios. Primero empezó reduciendo la tasa de encaje, con el fin de flexibilizar las condiciones crediticias en el sistema financiero. Posteriormente continuó con la reducción de la tasa de referencia en dos oportunidades. En los próximos meses, es posible que el banco central continúe con los estímulos monetarios en la medida en que la inflación se siga situando dentro de la banda objetivo, y en la medida en que el contexto internacional continúe siendo favorable. Ante una tendencia de depreciación del dólar y una relativa estabilidad de la política monetaria de EEUU, el banco central podría tener espacio para seguir aplicando una política monetaria expansiva, que podría ayudar al crecimiento económico mientras llegan los estímulos fiscales.