La fuerte expansión del coronavirus está causando estragos. No solo hablamos de una gran pérdida de vidas humanas y muchas otras en riesgo, sino también de problemas económicos sustanciales y una gran destrucción del valor de los mercados financieros.

Hasta el momento, la única forma conocida de acabar con este mal es el aislamiento social, receta que ha sido aplicada en casi todos los países. Pero esto no es una tarea menor, pues lamentablemente trae consecuencias muy serias en el plano económico.

Problemas económicos vinculados al aislamiento social

El aislamiento social implica que la población no salga de sus casas, salvo para atender necesidades muy básicas como buscar alimentos o atenciones médicas. La medida trae las siguientes consecuencias:

  • Muchos productos y servicios se están dejando de consumir, lo que provoca una caída muy fuerte en las ventas de las empresas.

  • Este menor consumo se traslada en una reducción de la producción y el empleo. Por ejemplo, en EE. UU., cuya economía está basada en servicios, se estima que el impacto sería de una caída de 20% en el PBI

¿Cómo se está haciendo frente a estos problemas económicos?

Con el fin de mitigar los efectos económicos negativos que la pandemia está ocasionando en el corto plazo, muchos países están poniendo en marcha una serie de estímulos económicos como:

  • Políticas monetarias expansivas: Bajadas de tasas de interés e inyección de liquidez al sistema financiero.

  • Políticas fiscales expansivas: Exoneración de impuestos, entrega de subsidios, directos, etc.

En este contexto, estas medidas no son reactivadoras, sino más bien de salvataje, puesto que buscan que en el corto plazo no se rompa la cadena de pagos y por ende el funcionamiento de la economía.

¿Las políticas adoptadas serán efectivas?

Estas políticas serían efectivas en la medida en que el aislamiento social no sea tan prolongado.

Básicamente, los gobiernos están gastando una enorme cantidad de recursos para comprar tiempo, ya que la única forma de generar una reactivación es que la economía se abra nuevamente, pero esto debería ocurrir antes de que se rompa la cadena de pagos.

Dicho rompimiento es el peor escenario para la economía global, porque conllevaría a un espiral de quiebra de empresas, un colapso del sistema financiero y a una magnificación del desempleo, incremento de la pobreza y un gran retroceso muy difícil de recuperar.

Algunas regiones están mejorando

La buena noticia es que la ciudad china de Wuhan ya salió de su aislamiento, Austria y Dinamarca han comenzado a aliviar sus restricciones de salud pública, y otros países europeos están elaborando planes para seguirlos en la misma dirección.

Por otro lado, en muchos países, como Italia y España, las tasas de infección han alcanzado su punto máximo y ahora están en declive. Si es así, entonces para el mundo desarrollado, es posible que la pandemia termine más pronto.