China-Estados-Unidos-interna

El principal riesgo para el crecimiento económico con baja inflación es el aumento de tensiones entre China y Estados Unidos, que ya han tomado la forma de una aparente guerra por la hegemonía económica.

Ambas economías necesitan aliviar esta confrontación para continuar creciendo. Sin embargo, existen intereses que podrían generar resultados distintos.

¿Cómo llegamos hasta aquí? Estados Unidos ataca a Huawei

Por un lado tenemos a Trump, un presidente que estaba bajo presión política, pensando en la reelección y que necesitaba una victoria en la negociación comercial.

Por otro está Xi Jinping, quien no solo requería un entorno comercial estable para controlar su desaceleración doméstica, sino también demostrar su capacidad para manejar las relaciones con EE. UU.

Conociendo la situación de los dos mandatarios, un acuerdo parecía lo más probable. No obstante, ambas economías siguieron creciendo tras la ejecución de los primeros paquetes arancelarios, lo que les llevó a sentirse en posiciones más sólidas para negociar.

Debido a ello, los líderes chinos sugirieron dar marcha atrás en algunos compromisos. Por su parte, Trump, decepcionado por la cobertura mediática y un intento de sacar mayor provecho, estableció una nueva ronda de aranceles y decidió actuar contra Huawei.

Obviamente, una situación así complica un acuerdo.

¿Cómo podría reaccionar China? Negando insumos a empresas como Apple

Aunque EE. UU. ha incrementado los aranceles a 25% para la mitad de las importaciones chinas (y pronto podría hacerlo para la otra mitad también), aplicar restricciones comerciales a empresas del gigante asiático tendría más impacto, tal como sucedió con Huawei.

Esto generaría una respuesta de China que, si bien no tendría mucho espacio para atacar con aranceles más altos, si contaría con otras armas como:

  1. Restringir sus “metales raros”, ya que produce cerca del 70% de ellos, siendo insumos esenciales para empresas estadounidenses que producen bienes de alta tecnología.
  2. Devaluar su moneda, pues podría compensar la pérdida de competitividad de su producción debido a la subida de aranceles.
  3. Atacar directamente a empresas estadounidenses como Apple, por ejemplo, restringiendo la producción de los insumos que importan y utilizan.

Al mundo le conviene un final pacífico

Es cierto que estas medidas dañarían mucho a Estados Unidos, pero los chinos también pagarían un elevado precio, así que es poco probable que las apliquen si ven la posibilidad de un desenlace más pacífico.

Queda claro que ambos países pueden darse potentes golpes, pero no es algo conveniente para nadie porque sus efectos alcanzarían al resto de economías.

Columna de opinión publicada en el diario “El Comercio”

AFP Habitat