Las proyecciones de crecimiento de la economía peruana se han venido revisando constantemente a la baja desde hace varios trimestres, con un modesto crecimiento de 2.6% para el año 2017. Para el año 2018, las proyecciones deberían ser un poco más auspiciosas, pues hay factores positivos que deberían impulsar el crecimiento. No obstante hay algunos riesgos que podrían frenar en algo la esperada recuperación.

Desde hace algunos meses, se han comenzado a ver cifras de recuperación en diversos sectores claves, como, por ejemplo, una recuperación importante de los despachos de cemento, que desde junio han mostrado crecimiento. La inversión pública, que estuvo muy contraída a comienzos del año anterior, tuvo en repunte importante en los últimos meses. Las exportaciones por mayor producción minera y mejores precios de los commodities llevan aportando un balance comercial muy positivo, y con ello la inversión minera sigue mostrando bastante robustez.

Para este año, el consenso de analistas pronostica un crecimiento de 4.2% aproximadamente. Sin embargo, es importante notar que el rango de estimados esta vez es bastante más amplio que en el pasado, pues los escenarios son más extremos. En general, los principales supuestos para un crecimiento son tres: recuperación de la inversión pública, la puesta en marcha de las obras de infraestructura, y un contexto internacional favorable.

Por el lado de la inversión pública, siguiendo con la tendencia de finales del 2017, se esperaría que tenga un buen desempeño también y sea unos de los principales soportes para apoyar la recuperación económica. Sin embargo, el problema podría estar en la ejecución, que depende en gran medida de la capacidad de los gobiernos regionales. En el año 2017, si bien ésta tuvo un fuerte crecimiento, estuvo lejos de alcanzar la meta de ejecución planteada, historia que podría repetirse este año también, acrecentada aun por ser un año de elecciones regionales. Adicionalmente otro factor que podría complicar la inversión pública para los siguientes periodos, es la caída en la recaudación tributaria.

Con respecto a las obras de infraestructura, lo más notable para los siguientes meses debería ser el programa de reconstrucción con cambios (para lo cual se cuenta con un presupuesto de S/.26mil millones, de los cuales se invertirían S/. 7 mil millones en el 2018); y la construcción de la infraestructura necesaria para los juegos panamericanos del 2019. Estos podrían ser catalizadores positivos de la actividad que podrán impulsar el sector construcción principalmente.

Por el lado internacional, se espera un crecimiento robusto por parte de la economía internacional, principalmente por parte de China, lo cual debería dar un soporte para que se mantengan favorables los precios de los commodities y con ello un mayor nivel de exportaciones.

Este año no son muchos los motores de crecimiento económico, y la situación podría ser bastante más optimista si el panorama político mejora y con ello el clima para la inversión privada. Asimismo, existe una gran cantidad de proyectos de infraestructura que estaban en cartera y que no se espera que se ejecuten en el corto plazo, los cuales, al ser de gran envergadura, de ejecutarse, podría aportar muchos puntos de crecimiento adicional.