Cuando se maneja un portafolio de inversiones existen tres niveles de decisión. El primero es la elección de la clase de activo, por ejemplo, decidir entre invertir en acciones o en bonos, o en todo caso cual será la proporción de cada uno dentro del portafolio; en este caso, el análisis depende en gran medida de la evaluación de los ciclos económicos. El segundo nivel es la selección de los instrumentos dentro de cada clase de activo, es decir, decidir por ejemplo qué acción específica o qué bono comprar; en este caso la evaluación depende más de los modelos de valorización de un instrumento en particular. Por último, el tercer nivel es el “timing”, es decir, escoger el momento oportuno para comprar un instrumento.

Diversos estudios señalan que la fuente de generación de valor más importante en el largo plazo es el primer nivel. Elegir un posicionamiento adecuado en la clase de activo podría determinar aproximadamente el 90% del valor, siendo esta la decisión más importante para el manejo de los portafolios.

En un ciclo económico recesivo o de bajo crecimiento, normalmente los activos de renta fija tienen un mejor desempeño que los de renta variable. Ello porque los primeros responden positivamente a la disminución de las tasas de interés, que reaccionan ante menores expectativas de inflación y políticas monetarias contra cíclicas de los bancos centrales; mientras que los activos de renta variable tienen un desempeño pobre, pues se ven afectados negativamente por las menores utilidades esperadas de las empresas.

Por otro lado, en un ciclo de expansión económica, normalmente los activos de renta variable tienen un mejor desempeño que los de renta fija. Ello porque los primeros se benefician por las mejores perspectivas de utilidades de las empresas; mientras que los activos de renta fija se perjudican por el ciclo alcista de tasas que resulta de una mayor inflación esperada, así como de una política monetaria contractiva.

En la primera mitad del año, los rendimientos de los mercados internacionales se han alineado con las expectativas del ciclo económico. Por ejemplo, el mercado de acciones de EEUU ha rendido cerca de 9%, bastante superior al rendimiento promedio de los activos de renta fija, que fue cerca del 2%. Ello, mientras dicha economía está mostrando cifras sólidas de recuperación, y entrando en un ciclo alcista de tasas.

Por el lado local, los rendimientos de las clases de activos también han respondido de acuerdo con las expectativas del ciclo económico, que es algo diferente al que podríamos observar en los mercados desarrollados. En esta primera mitad del año, los activos de renta variable tuvieron un desempeño modesto cercano al 3%, aunque con diferencias importantes por sectores, en función de las menores expectativas de crecimiento económico. Por otro lado, los activos de renta fija tuvieron un desempeño mucho mejor en el mismo periodo, con retornos superiores al 7%.

Si bien no hay un consenso claro del momento del ciclo económico, la diferencia en los retornos de las distintas clases de activo da un indicio de las expectativas de los mercados. En el largo plazo, posicionar un portafolio de inversiones acertando a la dirección del ciclo económico, será la fuente de retorno más importante.

Artículo publicado en El Comercio.