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Existe mucho temor ante la tensión entre Estados Unidos y China, ¿pero es realmente probable una guerra comercial entre ambas economías?

En inversiones, el término Goldilock —tomado del cuento infantil “Ricitos de Oro”— describe una situación donde los mercados financieros gozan de una “temperatura adecuada”.

Eso significa que no existe crecimiento económico muy alto que genere inflación, ni muy bajo que conlleve a una recesión.

Cuando la economía crece con fuerza, se genera un riesgo de inflación que el banco central interviene con una política monetaria contracíclica, que consiste en aumentar la tasa de interés y ajustar el crédito.

Sin embargo, cuando hay Goldilock el crecimiento es fuerte, pero no tanto, lo que permite una política monetaria favorable para el mercado. Si este crecimiento se mantiene estable, la inflación no será problema y el ciclo económico podría expandirse.

En este punto, el ciclo virtuoso de la inversión y consumo funciona, dando espacio para un mayor crecimiento que favorece principalmente a activos financieros del ciclo económico global.

Entre estos activos tenemos a las acciones, commodities y mercados emergentes.

China y Estados Unidos, economías de Goldilocks

Estados Unidos y China registraron un mayor crecimiento en los últimos trimestres sin que ello genere presiones inflacionarias. Y si ambos países incentivan a la economía con menores tasas de interés, su crecimiento económico podría ser aun más interesante en el futuro.

Hablando estrictamente del caso estadounidense, sus cifras macroeconómicas no solo crecieron sin signos de desaceleración, sino con señales de todo lo contrario y sin que la inflación repunte.

Ese logro fue posible a pesar de factores como el aumento del precio del petróleo, el fuerte estímulo fiscal de Trump, el impulso al crédito con tasas de interés cercanas a cero durante largo tiempo, entre otros.

¿Qué intervino para que el riesgo de inflación esté bien sopesado? Pues fue la introducción de nuevas tecnologías y nuevos paradigmas comerciales, que apuntan a menores precios para ganar participación de mercado.

Una guerra comercial es poco probable

Sin embargo, existe un riesgo que podría revertir la tendencia: el aumento de tensiones entre las dos principales economías. Si esto se da, el crecimiento económico se reduciría por trabas en el comercio y la inflación crecería por la imposición de aranceles.

Si bien el impacto de este riesgo es alto y en el corto plazo genera mucho temor, la probabilidad de que esta tensión se convierta realmente en una guerra comercial es baja, pues ambas economías necesitan un trato para continuar su senda de crecimiento.

Columna de opinión publicada en el diario “El Comercio”

AFP Habitat